martes, 9 de junio de 2009

El corazón es un instrumento de muchas cuerdas (reparación de una torpeza)

A lo largo de las calles de París avanzaban con estruendo los toscos y trágicos carros de la muerte. Seis carretas llevaban el vino del día a la guillotina... Seis carretas rodaban a lo largo de las calles. Vuélvelas a lo que eran antes, Tiempo, tú que eres un poderoso mago, y se verán las carrozas de monarcas absolutos, los equipajes de nobles feudales, los vestidos de rutilantes jezabeles, las iglesias que no son la casa de mi padre, sino guaridas de ladrones, las chozas de millones de hambrientos campesinos.
CHARLES DICKENS, Historia de Dos Ciudades.
Charles Dickens murió un día como hoy, 9 de junio, en 1870. "El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas - escribió - y el perfecto conocedor de los hombres sabe hacer vibrar todas, como un buen músico". Dickens, qué duda cabe, supo hacer vibrar las mías y más que eso, me ayudó en momentos muy difíciles, cuando el ángel de la desesperación me había visitado y no se iba, cuando los gatos que viven en mi azotea se desaforaron y trajinaban día y noche, sin descanso. Ahí, justo ahí, apareció primero su Historia de Dos Ciudades, luego David Copperfield, Grandes Esperanzas, La Tienda de Antigüedades, y otros de sus libros, para iluminarme - rescatarme - con sus acontecimientos increíbles, sus extraordinarias coincidencias y sus entrañables personajes -Nicholas Nickleby, Pip, Wilkins Micauber, el doctor Manette y su hija Lucía, Charles Darnay, y hasta Ebenezer Scrooge, de su célebre Canción de Navidad - pero, sobre todo, con su empatía por los hombres y mujeres comunes y corrientes, los ciudadanos de a pie, y su inquebrantable fe en que, al final, el bien siempre gana, aunque para eso haya que recurrir a formas inesperadas, inverosímiles.
Charles Dickens escribió sobre y para los humillados, los abandonados y les - ¿nos? - dio una salida mucho más que digna, a través de su copiosa y a la vez tierna imaginación. No podía ser de otra manera, porque él mismo tuvo que trabajar como un esclavo desde los doce años, cuando encarcelaron por deudas a su padre, y supo sacudirse de ese karma, para destacar la vida de los pobres olvidados, como también utilizar su poderosa ficción contra injusticias y desigualdades, convirtiéndose al final de su vida en un ídolo literario de la humanidad entera.
En su epitafio se lee que "fue un simpatizante del pobre, del miserable, y del oprimido; y con su muerte, el mundo ha perdido a uno de los más grandes escritores ingleses". Yo recomiendo a cualquiera que se haya sentido en algún momento tomado por la angustia, que lea a Dickens y se acoja a su cálido embrujo.
Me lo vas a agradecer.

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