sábado, 20 de junio de 2009

Hombres libres, libertad.

Ben Vautier es un artista plástico italiano bastante popular, que tiene la manía compulsiva de firmar todo, cualquier cosa, como si fuera arte. Para él, da lo mismo que se trate de una gallina, algo que ocurre en un armario o un zapato. Todo es arte. Me entero, gracias a La Revista de Occidente, que una de sus obras más peculiares consiste en una serie de certificados, garantías de que personas comunes y corrientes han recibido una patada en el culo: "Por la presente se certifica que yo, Benjamin Vautier, le he dado una patada en el trasero al señor X, y que esta patada debe considerarse una obra de arte". Yo no sé que tenía en la cabeza Vautier cuando hizo tal cosa. No sé si se la creía, o si estaba burlándose de los que sin esperar una segunda invitación, se ponían en cuatro para recibir su certificado. Lo que sé es que en Italia y, cómo no, aquí, hay muchos que, usando frases que ni el mismo Cantinflas entendería, corren a declarar que, efectivamente, una patada en el culo es una obra de arte.
Mucha razón tenía Indro Montanelli - tal vez el más grande de los periodistas italianos, autor de una, para mí, entrañable Historia de los Griegos -, cuando escribió lo que se puede perfectamente aplicar también a nuestro país: "En Italia lo que falta no es la libertad; faltan los hombres libres".

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