miércoles, 3 de junio de 2009

Ese vestidito negro

Confieso que tuve que apoyarme en Balzac, y en la calurosa recomendación de mi querido amigo Henry Mitrani, para leer El Vestidito Negro, de Nancy MacDonell Smith. Leyéndolo, confirmé algo que a diario veo: se puede ser frívolo en los temas más serios y serio en los temas más frívolos. Cito a Honoré de Balzac -de quien Victor Hugo dijera en su funeral que "a partir de ahora los ojos de los hombres se volverán a mirar los rostros, no de aquellos quienes han gobernado, sino de aquellos que han pensado" -, porque el apasionado escritor francés escribió que los que sólo ven moda en la moda, son unos tontos. Y es que el libro de Nancy MacDonell mira la moda con una óptica inteligente y personal, sin complejos de ninguna especie. El título original, The Classic Ten, nos remite directamente al concepto de la autora: los diez artículos que no le deben faltar a una mujer. Están el vestidito negro, el traje sastre, los jeans, el suéter de cachemira, la camisa blanca, los tacos altos, las perlas, el impermeable el lápiz labial y las zapatillas.
Anna Karenina, nos recuerda MacDonell, está vestida de negro en la fiesta donde Vronsky se enamoró perdidamente de ella. Kitty, su sobrina, que está enamorada de Vronsky, lleva un vestido rosado. Vronsky ni la mira. El negro es trasgresión. La mujer que se viste de negro demuestra que es sofisticada, sensual y segura de sí misma. Lo que sigue del capítulo es un recorrido por la historia del vestido negro, salpicado de comentarios agudos y mordaces ("Las madres y los vestidos negros no se llevan bien". "Las mujeres que visten de negro tienen vidas coloridas". "Cuando uso negro, me siento cómoda, segura y fuerte: ese telón oscuro me permite brillar con intensidad".) y muchas citas a libros, pinturas y películas.
Para Nancy MacDonell, cuando te pones jeans, se te pega un poco del encanto rebelde de los cowboys, los motociclistas y el rock and roll, por más que al señor Levi Strauss - el primero que los hizo - no se le haya pasado por la cabeza crear un imperio de la moda. Bueno, a mí tampoco se me pasó nunca por la cabeza, porque me enteré leyendo el libro, que pintarse los labios estaba de moda en el Renacimiento, buscando el efecto rostro blanco - labios rojos. Igualmente supe que las zapatillas Nike (pronúnciese naiki si se quiere ser elegante, por favor) nacieron cuando Bill Bowerman puso un trozo de caucho en la waflera y Phil Knight lo puso de suela a unas zapatillas.
Podría seguir y seguir, porque estoy cargado de un liviano y agradable entusiasmo, pero, mejor, lean el libro. Yo pasé un buen rato y me gustaría que ustedes también.

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