domingo, 10 de mayo de 2009

Les mots font l’amour
André Breton
A veces - más de las que quisiera - me siento pintado en la pared, ninguneado por la vida. Imitando a Janis Joplin, le pido a Dios que me compre un Meche, para salir a dar una vuelta en este domingo que se acaba, pero el puta, como si oyera llover, no me hace caso. Raymond Chandler duerme su sueño eterno sobre mi mesa de noche, junto a los traficantes de naufragios que inventó Stevenson, los mitos griegos de Robert Graves, una aburrida historia de la Edad Media, que el sarcástico Montanelli no ha sabido contar bien, y la huella de Viernes, que el plomo de Crusoe acaba de descubrir con verdadero espanto. Y me ha llovido sobre mojado, porque olvidé Carretera, de Cormac McCarthy en casa de una amiga, así que me he quedado, por esta noche, sin un libro apasionante y a la vez perturbador. Por razones que ahora no vienen al caso - otra vez será, dijo Leonardo Favio - Carretera me ha tocado el bobo. Un padre y su pequeño hijo recorren un territorio devastado por un holocausto nuclear que acaba de ocurrir, ahorita nomás. La madre los ha abandonado, convencida de que la muerte es lo único que queda. Padre e hijo siguen su camino hacia el sur, llevando un carrito como los de Metro o Wong, donde guardan lo poco que han podido recoger para comer, para abrigarse. Para colmo, los pocos sobrevevientes son caníbales, que si los ven, se los almuerzan crudos. Se dirigen al mar, escapando de un frío que es - según palabras de McCarthy - "capaz de agrietar las piedras". El papá tiene un revólver con dos balas. Acaba de disparar una de ellas, sobre un caníbal que se les venía encima y le ha dado instrucciones al niño sobre lo que debe hacer con la única que queda, en caso de que a él le pasara algo. Hasta ahí he llegado. No se dejen engañar por lo mal que cuento yo las cosas. El libro es un poema.
Terminando de escribir, pensando que alguien va a leerme, ya no me siento pintado en la pared. Gracias a quien fuere.

2 comentarios:

  1. Miguel, estoy en total desacuerdo contigo. Lo que cuentas de Carretera me ha hecho inventar una emergencia para saalir a la librería de la esquina a buscarlo.
    Si consigues algún éxito con la solicitud del Meche dominguero me avisas para iniciar el trámite de mi laptop.

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  2. Hasta ahora, naranjas, hermano. Dios sigue más sordo que el que no quiere oír.

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