domingo, 6 de diciembre de 2009

Ayer no pude hablar con ella

“No pude hablar con ella ayer”. “Ayer no pude hablar con ella”. ¿Significan lo mismo estas dos frases? No, porque la primera comienza por el sujeto (yo, por más tácito que sea) y sigue con el verbo y los complementos. Estoy diciendo únicamente que ayer no pude hablar con ella, sin dar más información. En la segunda, el orden cambia y la circunstancia – ayer – ocupa el primer lugar. Esto le da un valor adicional al adverbio ayer, porque enfatiza que ayer, exactamente ayer, no pude hablar con ella. Estoy informando, de alguna manera, que los demás días si hablaba con ella, pero ayer, precisamente ayer, no pude.
Y ayer fue sábado, que vienen del latín sabbatum, éste del griego sabbaton que viene del hebreo sabbat, que a su vez proviene del acadio sabbatum, que significa descanso. Los nombres de los otros días de la semana vienen del latín y – excepto el domingo, Dominicus dies, día del señor – se refieren a los astros. Iovis dies era para los romanos el día de Júpiter, que es nuestro jueves, así como Veneris dies, el viernes, era el día de Venus y Martis dies el día de Marte. Esos tres días terminan en “s”, mientras que los otros, lunae, mercurii, en otras letras. Sin embargo, como recitar lunae, martis, mercurii, ioves, veneris, ocasionaba ciertas molestias, al asimilarlos a nuestro idioma castellano, le agregamos una “s” a lunae y a mercurri. Por eso decimos ahora “hablamos el lunes” o “¿almorzamos el miércoles?”, en vez de decir “hablamos el lune” o “¿almorzamos el miércole?”, como estrictamente debería decirse.
Sutilezas del lenguaje, pero en todo caso, si ayer no pude hablar con ella fue por causas ajenas a mi voluntad. Que conste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario